Dado que para los amigos y admiradores del “paganismo”, Hipatia fue una mártir víctimada por los “cristianos”, la “buena noticia” para cristianos y paganos es que, si bien es cierto que en el pasado estuvimos enfrentados cruelmente, hoy, en el siglo XXI, debemos estar unidos contra un enemigo común. Los enemigos de Europa y del Cristianismo utilizan a Hipatia como cuña para dividirnos y enfrentarnos a los europeos unos contra otros. Es falso que los musulmanes y judíos, sobre todo los primeros, tengan el mismo dios que los Cristianos. Es más, los cristianos y paganos tienen más valores en común y en esa medida se diferencian de las ideas semitas “monoteístas”. Ciertemente, la Iglesia Católico-Romana y el paganismo se interactuaron durante siglos: el resultado de esa mutua influencia ha sido la Civilización Europea, la cual quieren destruir tanto los musulmanes como los “progres” de todo pelaje, incluidos “marxistas” más o menos serios. Judios y Musulmanes son “religiones del Libro”. El Cristianismo se basa en la Revelación más la Tradición.
Volviendo al tema de Hipatía, traemos aquí unos comentarios de un cristiano “protestante, Cesar Vidal, con quien no coincidimos en algunas de sus interpretaciones de la historia del siglo XX, (concretamente, sobre la WWII y el III Reich) pero que en el caso de Hipatía, aunque somos conscientes de que su postura es interesada, sirve a la causa de Europa, frente a los “progres” que quieren hacer de Hipatia una bandera contra el Cristianismo.
Lo que sigue es copia del blog de Cesar Vidal:
Para empezar, hay que hacer referencia a la destrucción de la biblioteca de Alejandría por los cristianos… que nunca tuvo lugar. Hubo una destrucción casual de la biblioteca llevada a cabo durante la guerra alejandrina de Julio César y otra, totalmente voluntaria, ejecutada por los musulmanes convencidos de que el Corán bastaba y sobraba, pero nunca tuvo lugar una llevada a cabo por los cristianos y mucho menos en la época de Hipatia. Tampoco se parecía mucho ésta al personaje que aparece en Ágora. Era fundamentalmente una filósofa neoplatónica – lo que explica su desprecio por el cuerpo y su decisión de no mantener relaciones sexuales – que era apreciada tanto por cristianos como por paganos. De haber vivido hoy y haberse comportado así, habría provocado el desprecio de las feministas al uso que habrían censurado su ética sexual. Su muerte tuvo razones políticas – que no ideológicas – y resulta discutible que estuviera relacionada con Cirilo de Alejandría. Según señala Sócrates, “se difundió calumniosamente entre el populacho cristiano, que ella era la culpable de impedir que Orestes se reconciliara con el obispo”. La convicción de que así pudiera ser llevó a algunos, bajo la dirección de un lector llamado Pedro, a atacar a Hipatia cuando regresaba de su casa y a darle muerte. Sócrates señala que semejante hecho arrojó no poco oprobio sobre Cirilo y la iglesia de Alejandría y, a continuación, realiza la siguiente afirmación: “Seguramente, nada puede estar más lejos del espíritu del cristianismo que la aceptación de matanzas, peleas y asuntos de este tipo”. Esta afirmación de Sócrates, contemporáneo de los hechos, dice mucho sobre dos aspectos. Primero, que el cristianismo – a diferencia de otras creencias – siempre ha sabido lo que está bien y lo que está mal simplemente comparándolo con la enseñanza de Jesús. De ahí que pudiera hallar también el camino para desandar sus pecados. Segundo, que el cristianismo podía ejercer esa superioridad moral incluso refiriéndose al paganismo que lo había perseguido despiadadamente durante tres siglos y sin necesidad de ejercer una manipulación como la de Amenábar en su última película. Pero a ese enfrentamiento entre cristianismo y paganismo me referiré en mi próximo – y último – artículo sobre Ágora.
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Ahora sigue un comentario de un lector:
Estimado D. César y palmaris amigos: lo poco que sé sobre este asunto es lo siguiente:
En primer lugar en la película hay errores históricos de bulto y mentiras sin parangón, como consecuencia de una pretendida propaganda en contra del cristianismo en general, fruto del laicismo que vivimos día a día que, sin duda hace mella en los ciudadanitos que nada saben; también algunas “casualidades”.
¿Es casualidad que desde el mes de julio hasta el estreno de la película se hayan publicado más de cuatro biografías sobre Hipatia, paradigma de las cuales es la de Celia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología?
Y más de 10 novelas, una de las cuales es la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de varios estudios de historia sobre la época.
Y todo ello con el mismo mensaje.
Que todo salga al mismo tiempo no puede ser casualidad. ¿no?
Amenábar siempre se presta a esto, primero fue la eutanasia, ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo.
Lo malo de la trama es que es mentira desde el principio hasta el final, veamos:
Hipatia no fue asesinada siendo una bella jovencita de 38 años, sino que murió en el año 415 con 61 años.
No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen, atribuyéndole haberse adelantado a Kepler más de mil años.
En palabras del obispo cristiano Sinesio de Cirene era una «divina filósofa» platónica a la que llama en sus cartas: madre, hermana, maestra, benefactora mía.
El citado obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte.
Fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad que ha declarado su protagonista feminista radical: «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la “sofrosine”, es decir, el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones al igual que las monjas católicas, los monjes budistas y un largo etc.
Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los “talibanes” cristianos, éste es uno de los mayores errores históricos de la película, la biblioteca fue incendiada por Julio César saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297.
Por cierto estos dos últimos, famosos por sus persecuciones a los cristianos, igual que nuestra izquierda actual.
Séneca, en su obra de “Sobre la tranquilidad de la mente”, habla de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, le echa la culpa a las guerras de Julio César y considera que se quemaron unos 40.000 rollos, no los 500.000 “volúmenes” que menciona Amenazar.
Además de Séneca, también Plutarco, Gelio y mucho más tarde el muy pagano y anticristiano Amiano Marcelino (muerto entre el 391 y el 400 dC) achacan la destrucción a Julio César en su guerra contra Pompeyo y el faraón Ptolomeo, hermano de Cleopatra, en el 47-48 AC.
En el año 391 fue destruido lo poco que quedaba del templo del Serapeo que ya había pasado por las manos de los judíos en tiempos de Trajano, y también “repasado” por Diocleciano, quien, para conmemorar su hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron más tarde.
El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes.
Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano.
Y ¡oh casualidad de casualidades!, su más brillante exponente se llamaba San Agustín, y era que casualidad coetáneo de Hipatia.
El efecto psicológico que Amenábar consigue es trasladar la idea según la cual, los “malvados cristianos” quemaron la Biblioteca de Alejandría.
Saludos amigos y perdonad por el sabanazo, venía como anillo al dedo.
Un abrazo
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